Cartel de Semana Santa
Este año Nuestra Hermandad ha sido la encargada de publicar el cartel anunciador de la Semana Santa de Constantina. Su autor es nuestro hermano Enrique Martín Ávila y se presentó en la Parroquia de Santa María de la Encarnación el día 8 de Marzo, acto en el que el autor pronunció las siguientes palabras:
Un
cartel es un pregón en el que en lugar de la palabra se utiliza una imagen. Su
finalidad es la misma, anunciar algo, en este caso la Semana Santa.
El
pregonero da su visión particular de lo que anuncia, en cambio una imagen
admite varias interpretaciones, según el
criterio o la sensibilidad del que la contemple. Ahora voy a tratar de dar la
mía, como autor de la foto y la de la Junta de Gobierno que ha elegido esta
imagen para transmitir un mensaje concreto. Quería la Hermandad resaltar la
imagen de la Virgen por encima de todo el entorno que la rodea, que ella fuera
la protagonista del cartel.
La
Semana Santa es como una gran representación en la que los actores principales
son las Imágenes Sagradas y los secundarios el resto de las imágenes, los
nazarenos, las mantillas, los acólitos, los capataces y costaleros. El
escenario, las calles de Constantina; el decorado, los pasos con todos sus
accesorios de velas, flores, palios, varales etc. Hay también músicos,
tramoyistas: el aguaor o el tío de las velas y, como en toda representación
también hay público. Todos estos elementos son necesarios pero, a veces, nos
olvidamos de que lo verdaderamente importante son los actores principales y el
mensaje que nos transmiten. Para evitarlo nos hemos centrado en la Imagen de la
Virgen prescindiendo de todo lo demás. Sólo se ven unas velas, con su doble
significado de ofrenda y símbolo de vida eterna, es la llama de amor viva, la
zarza se que arde sin consumirse; el manto bajo el que nos acoge y la corona,
símbolo de la realeza de María y que por este carácter es la mediadora entre
Dios y nosotros. Para resaltarlo aún más se ha prescindido incluso del color y
se han sombreado los bordes. El resto es tal y como lo ha captado la cámara,
sin utilizar el flash. Es un momento preciso del Viernes Santo del año pasado,
cuando la Virgen estaba a las diez y media de la noche al final de la calle
Carnicería.
Nos
muestra una imagen realizada hace casi 75 años por Pineda Calderón, un
imaginero que nos ha dejado en Constantina varias muestras de su arte: El
Cristo del Amor, Nuestro Padre Jesús, San Juan y dos imágenes de la Virgen: la
Esperanza y los Dolores. Escultor de un estilo muy particular, nos ofrece aquí
dos versiones contrapuestas de la Madre de Dios. Por la mañana la Virgen camina detrás de su Hijo y todavía
le queda la Esperanza de que el Sacrificio no llegue a consumarse, que en el
último minuto, como hizo con Abraham, impidiendo que sacrificara a su hijo
Isaac, detenga también aquí lo que parece inevitable. Por la noche, tras su Hijo
muerto, sólo hay Dolor y después de una larga jornada en la que hemos pasado de
la luz radiante y el color de la mañana a las sombras de la noche, de la mirada
clara y los ojos muy abiertos de la Esperanza, a los parpados caídos, la boca
entreabierta de un sollozo contenido y unas mejillas surcadas por unas pocas
lágrimas, porque ya las ha derramado todas. Sensación de cansancio que aumenta
las sombras de la noche, agrandando las ojeras y endureciendo los rasgos. La
Virgen ya sólo quiere regresar a su casa, permanecer en Soledad junto a su Hijo muerto y esperar la
resurrección del Domingo sin la que todo esto no tendría sentido.
Esa
es mi interpretación, ahora que cada uno haga la suya. Sólo pretendo haber
conseguido el objetivo, que no es otra cosa que anunciar dignamente la Semana
Santa de Constantina.
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