martes, 18 de octubre de 2016

miércoles, 12 de octubre de 2016

Orígenes de nuestra Hermandad


Este artículo fue publicado en el Boletín de la Hermandad en la Curesma de 2016 y aclara el origen de nuestra Hermandad, hasta ahora bastante confuso debido a que hubo dos hermandades con este nombre.

Orígenes de la Hermandad de Nuestra Señora de los Dolores

                En un artículo publicado en la Hojita Parroquial de Constantina el 15 de Julio de 1915 bajo el título de “Constantina por la Santísima Virgen” el anónimo autor del mismo escribe que, en el templo de la Concepción “se constituyó en Febrero de 1746 una muy fervorosa Congregación religiosa de mujeres, la cual, como dice su primer artículo, tendrá a María Santísima por Abogada, Maestra y Patrona, con el título de la Concepción o del que fuese de su mayor devoción” y añade que “Así se pidió al señor Arzobispo de la Diócesis en solicitud firmada por todas las primeras socias y en la que expresamente se dice: que para honra y gloria de Dios Nuestro Señor y de la Reina de los Ángeles María Santísima, Nuestra Señora, tenemos voluntad de fundar una congregación y Escuela de María Santísima, con la advocación de su purísima Concepción…Por tanto suplicamos…licencia para practicar sus ejercicios en la Iglesia de la Concepción de dicha Villa, obligándonos a mantenerla con la debida decencia, para con esto excitar más la devoción de la Escuela y su perpetuidad y consuelo de las almas…En 7 de Febrero de 1746 fueron aprobadas las reglas que acompañaban a la precedente instancia, por el Provisor y Vicario General de la Diócesis D. Pedro Manuel de Céspedes”. También añade: “que según se lee en sus libros de actas y cuentas de esta Asociación, estuvo llamándose Nuestra Escuela de María en el misterio de su purísima Concepción, hasta 1790 en que por primera vez se leen estas palabras: en obsequio de su Santísima Madre María Santísima de los Dolores Nuestra Patrona y Maestra soberana…Después, al renovarse en 1824, encabezan sus escritos con el título de Santa Escuela de María Santísima de los Dolores, e igualmente en la segunda renovación el año 1865…En 1872 a más de estos cultos devotos y privados se comienza a celebrar, con solemnidad, el Setenario Doloroso y a llamarse en sus escritos, Hermandad de Ntra. Sra. De los Dolores”.
                Desgraciadamente no se conservan las Reglas ni los Libros de Actas a los que tuvo acceso el anónimo autor de este artículo. El primer documento que he encontrado de esta Asociación es un cuadernillo de cuentas que abarca de 1824 a 1836 y que comienza con un oficio fechado el 21 de Octubre de 1824 en el que el Visitador del Arzobispado dice que: “nos hallamos informado del abandono en que han estado los bienes y rentas pertenecientes a la Hermandad de Ntra. Sra. de la Concepción sita en la Ermita de dicho nombre en la Villa de Constantina y conviene destinar sujeto que en calidad de Mayordomo los administre; constándonos de las buenas prendas y cualidades de Don. Manuel Zambrano Pro. en dicha Villa, le nombramos por Mayordomo Administrador de los expresados bienes” (1).
Las cuentas comprenden dos períodos, el primero corresponde a la administración de D. Manuel Zambrano y abarca desde el 12 de Abril de 1824 “en que me eligió la Hermandad por Mayordomo” hasta el 18 de Julio de 1828 cuando “por haber fallecido mi hermano” las firma su heredero D. Juan de Dios Zambrano, que también se hará cargo de la administración de la Hermandad del 2 de Julio de 1828 al 2 de Mayo de 1836. Durante el primer período los ingresos son de 10.998 reales con 20 maravedís y los gastos 12.632 reales con 17 maravedís lo que supone una diferencia, alcance en el lenguaje de la época, de 1.633 reales con 31 maravedís a favor del Mayordomo. Sin embargo cuando en 1836 el Visitador del Arzobispado, D. Tomás Sánchez Larios, antes de aprobar las cuentas presentadas por D. Juan de Dios, pide que se revisen las de su antecesor “cuyas cuentas no constan aprobadas ni reconocidas por ningún censor”, el “contador” encargado de revisarlas, D. Gregorio de la Cruz Maroto, “habiendo encontrado en sus números algunas equivocaciones así en pro como en contra” presenta una liquidación en la que los errores a favor del Administrador son de 60 reales, mientras que los que van en su contra son de 1.315, lo que supone una diferencia de 1.255 que restados a la diferencia que había presentado a su favor, ésta queda reducida a sólo 378 reales con 31 maravedís, que la Hermandad debe abonar al heredero y nuevo Administrador de la misma, D. Juan de Dios Zambrano. Durante la administración de este último se observa un notable descenso tanto de los ingresos como de los gastos, teniendo en cuenta que el periodo que abarcan es casi el doble que en las anteriores. Los ingresos fueron de 13.358 reales con 28 maravedís y los gastos 13.633 reales con 30 maravedís, “según lo cual resultan de alcance contra la Ermita y en favor del Administrador” 275 reales con 2 maravedís, cuenta que, una vez examinada por el “contador”, el Visitador la “dio por buena y bien hecha”.  
En ambos períodos los ingresos proceden del arrendamiento de dos casas propiedad de la Hermandad y varios tributos con los que están grabadas varias casas y fincas rústicas (viñas y castañares). Los gastos corresponden al mantenimiento de las casas y de la Ermita, a la compra de cera, aceite para las lámparas y algunas alhajas, entre las que destacan los 800 reales que costó una “media luna de plata con María y estrellas doradas” o los 900 empleados en “las ráfagas y repisa” y a los derivados de la celebración de los cultos, los llamados “Derechos de Iglesia”. Entre ellos, durante la administración de D. Manuel Zambrano, encontramos estos dos apuntes: “Yt Al Colector de ssres. Beneficiados por siete misas cantadas a diez y ocho rs. cada una en quatro septenarios a Nra. Sra. de los Dolores quinientos quatro. Yt. A Predicadores de los quatro años quatrocientos veinte rs.”. Cantidades similares se emplean en los cultos dedicados a Nuestra Señora de la Concepción, concretamente 747 reales con 30 maravedís en las “quatro funciones a Nra. Sra. en su dia”, 40 reales por “derechos de clave y música” y 180 por “tres sermones”, en total sólo 40 reales más que los pagados por los cultos de la Virgen de los Dolores. En cambio, en las presentadas por D. Juan de Dios hay una notable diferencia entre ambos, pagándose en los ocho años que abarcan las citadas cuentas, 2677 reales en el “Septenario de Dolores que se hace a Ntra. Sra. de la Concepción cada año, en el tiempo de esta cuenta”, frente a los 5323 reales con 17 maravedís empleados en la “Octava que se hace a Ntra. Sra. de la Concepción cada año en el tpo de esta cuenta”.
Sin embargo, durante el tiempo en el que ambos administradores se ocuparon de las cuentas de la Ermita y la Hermandad, también hubo una asociación que dice regirse por las mismas Reglas que vimos más arriba tenía la Hermandad de la Concepción, y así consta en su Libro de Cuentas que abarca de 1828 a 1896: “Según el número 14 del capítulo 2º de las Reglas de la Escuela de Ntra. Sra. María Santísima aprobadas por el Sor. Provisor en 7 de Febrero de 1746, debe tener un libro la Hermana Depositaria, en el que se han de fijar todas las alhajas y demás enseres que tenga la Escuela y además la cuenta anual de entrada y salida que debe dar todos los años la Hermana depositaria a la Hermana Mayor y Consiliaria al terminar un año y aprobadas dichas cuentas las firmarán expresando tener su aprobación”. En este libro la entonces denominada “Escuela de Nuestra Señora María Santísima de los Dolores”, se abre con un inventario en el que, entre otras cosas, consta que son de su propiedad: La imagen de Ntra. Sra. María Stma. de los Dolores, que se venera en un altar de la Ermita de la Concepción; dos imágenes del Niño Jesús; un corazón de plata sobredorada y un cuchillo; un vestido completo de terciopelo negro; dos tocas blancas; una corona y una media luna de plata. Los datos que nos proporciona este libro constituyen la única información que disponemos de esta época al no conservarse el Libro de Actas, que debió existir, al menos desde 1868, ya que en las cuentas de 1872 puede leerse: “Por referencia al libro de actas no se hace expresión de los gastos e ingresos de esta Sta. Hermandad en los cuatro años transcurridos hasta la fecha”. En el primer periodo los ingresos superan a los gastos, quedando una cantidad en Depositaría que se suma a los ingresos del año siguiente. Estos proceden fundamentalmente de limosnas y lo recaudado los días que había escuela. Los ejercicios tenían lugar los tres primeros miércoles y el último viernes de cada mes excepto el de Octubre. El incremento de los gastos viene dado por la celebración de un septenario, del que nos consta que empieza a celebrarse a partir de 1866. En este año aparece la primera anotación a este respecto, concretamente una partida de 400 reales destinada a pagar a los “Sres. Curas” por los sermones del septenario. Estos cultos se celebraban en la Parroquia trasladando la Imagen de la Virgen, el Viernes de Dolores, desde su sede canónica, la Ermita de la Concepción, a la Iglesia Parroquial, aquellos años en los que se disponía de los recursos necesarios para efectuarlo, celebrándolo cuando no los había, en la misma Ermita. Sin embargo de la salida procesional del Viernes Santo se ocupaba la Hermandad de la Soledad, también residente en la Ermita de la Concepción. El inventario de 1828 se inicia haciendo constar que: “La Ymagen de ntra. Sa. María SSma de los Dolores qe se venera en un altar en la Hermita de ntra. Sa. De la Concepción, es propia de la Escuela, y jamás consentirá la Depositaria ni la Hermana Mayor en darla a los Hermanos de la Soledad para las cofradías de la semana santa, sin qe antes el Mayordomo les entregue un recibo, circunstanciado de cómo por fabor recive de ellas la Ymagen y qe concluidas las Cofradías, se la entregará, como la recibió”, acuerdo ratificado el 5 de Febrero de 1910 por ambas Corporaciones: “Que siendo Costumbre Tradicional el que la referida Imagen forma parte de las Procesiones de la Semana Santa, la Hermandad de Ntra. Señora de los Dolores se compromete solamente a respetar esa Costumbre, entregando la Imagen con el vestido apropiado, y colocada en el paso; exigiendo solamente un recibo, como garantía contra los desperfectos que no sean debidos a fuerza mayor” (2).
La Virgen de los Dolores hacía Estación de Penitencia el Viernes Santo, saliendo de la Ermita de la Concepción a las siete de la mañana para hacer la “Procesión del Encuentro” con Nuestro Padre Jesús Nazareno, imagen que, los hermanos de la Soledad, también pedían a la Hermandad residente en la Ermita de Santa Ana y así lo hacen constar en sus Libros de Actas:  “También queda a disposición de esa Hermandad el Paso de Nuestro Padre Jesús Nazareno para la tradicional procesión del encuentro con la Virgen de los Dolores, en la mañana del Viernes Santo y con las formalidades acostumbradas” (3). A las ocho de la tarde del mismo día volvía a salir, en este caso junto con las imágenes del  Señor de la Peña, Santísima Cruz, Nuestra Señora de la Esperanza y el paso del Santo Entierro. “Al llegar las cofradías a la entrada de la calle Castelar, por la parte de Santa Ana, se unió la Hermandad de señoras, formándose la procesión de la Soledad, con el paso de Nuestra Señora de los Dolores, detrás del del Santo Entierro” (4).
El altar de la Virgen de los Dolores, según el inventario de 1885, estaba situado al fondo de la nave del Evangelio y estaba “formado por una urna que sobresale de la pared, toda dorada con dos pequeñas pilastras a los lados. Dicha urna está colocada sobre el plano del altar que es todo de madera”. De la Virgen nos dice que era “de candelero, muy buena escultura y en buen estado de conservación” (5). De esta Imagen se conservan un juego de manos y varias fotos. Por ellas podemos deducir que debió de realizarse a finales del siglo XVIII. Sus formas suaves, el dolor contenido y sin estridencias, su belleza formal y delicadeza responde a la estética de los llamados “académicos”, escultores como Cristóbal Ramos o Blas Molner que combinan la tradición barroca con el rococó y la nueva corriente academicista. El juego de manos presenta la particularidad de estar entrelazadas. Posiblemente sean las manos originales de la imagen, sustituidas, más tarde, por otras separadas.
En Constantina hubo otra Hermandad que también dio culto a Nuestra Señora de los Dolores. Estaba establecida en la Iglesia Parroquial y se regía por unas Reglas aprobadas el 18 de Abril de 1776 por el Provisor del Arzobispado D. Diego de Castro. Estas Reglas, de la denominada “Hermandad y Orden Tercero de Siervos de María Santísima de los Dolores”, eran las mismas que ya tenía aprobadas desde 1696 la Hermandad del mismo nombre establecida en la parroquia de San Marcos de la ciudad de Sevilla. Las de Constantina fueron presentadas en 1775 por el Presbítero D. Pedro Meléndez Sanguino, el cual también pagó  los 11.000 reales que costaron el retablo y la imagen de la Virgen que se colocó en la Parroquia el día primero de Enero de ese año (6).
Los Servitas son una orden seglar, integrada por laicos que quieren vivir el Evangelio según la Regla de la Orden. Tienen su origen en el siglo XIII, en  Florencia. En el documento más antiguo en la historia de la Orden, conocido como “Leyenda de los Orígenes” escrito en 1317, se fija como fecha del nacimiento de la misma el 15 de Agosto de 1233. Cuenta la legenda que dicha noche unos fieles se encontraban celebrando una vigilia de la Asunción de Nuestra Señora, cuando se les presentó la Santísima Virgen y les comunicó su deseo de que fundasen una Orden para venerar sus Dolores y estar al servicio de los más necesitados, para ello, les dio las reglas de San Agustín y el hábito negro que compadeciera su dolor.
En las Reglas de la Hermandad de Constantina se establece que pueden pertenecer a la Hermandad tanto hombres como mujeres de cualquier estado, sin que “haya número preciso ni limitado de hermanos”. El candidato no podrá ser “morisco ni mulato, ni de oficio vil, ni castigado por la Inquisición”. Una vez admitido se le impondrá el Escapulario y deberá pasar un año de noviciado, trascurrido el cual deberá hacer voto de “defender la Purísima Concepción de María Santísima”.
 En cuanto a los cultos, las Reglas establecen que todos los años, el día que la Iglesia celebra los Dolores de la Santísima Virgen “haga nuestra Hermandad y Orden una Fiesta con el Mayor Lucimiento, Culto y Adorno que sea posible… para dicho fin se dirá Misa Cantada este Día; estando patente el Santísimo Sacramento; y se buscará correspondiente Orador, Ordenamos también que aviendo posible se haga a la tarde una Procesión, para que gane Indulgencia plenaria, que esta concedida para todos los que van en ella, o la siguen..,” según Bula dada en Roma por el Papa Urbano VIII el 23 de Febrero de 1639. También se establece que se  cante una misa y se haga una fiesta el día 23 de Agosto a Nuestro patrón S. Felipe Benicio, que todos los viernes del año se rece la Corona Dolorosa y que al menos una vez al año se visiten los enfermos de uno de los Hospitales de esta ciudad y se les de “Pasto espiritual, llevando para ello Predicador, que lo execute”. 
En la Parroquia, el altar de la Virgen de los Dolores, estaba situado en la nave de la Epístola, entre la Capilla del Sagrario y el cancel de la puerta que da a Llano del Sol. Tanto el altar como la imagen de la Virgen están perfectamente descritos en el inventario de 1924: “es pequeño, dorado y tallado. En la urna está colocada la Virgen, con una cintalera postiza. Esta imagen de candelero, asemeja estar de rodillas. Tiene manto bordado en plata y en Semana Santa otro bordado en oro, regalo de su camarera doña Josefa Sánchez Arjona, de González. A un lado y otro están dos pequeñas imágenes de San José y San Expedito” (7).
La Hermandad actual es la que tuvo su origen en la Ermita de la Concepción. Aquí permaneció hasta que se cerró al culto en 1936, pasando a ocupar, cuando se reconstruyó la Iglesia Parroquial, el mismo lugar en el que estuvo la Hermandad Servita. Esto, y que ambas corporaciones tenían la misma advocación mariana, ha llevado a la confusión de considerarlas una sola cuando, en realidad, se trata de dos hermandades diferentes.
NOTAS
1.       Archivo Parroquial de Constantina. Legajo Nº: 72
2.       Archivo Hermandad de Nuestra Señora de los Dolores de Constantina. “Libro de Cuentas y haber de la Escuela de nuestra Señora Maria SSma. De los Dolores”. Depositaria. Año de 1828. S.P.
3.       Archivo Hermandad de Nuestro Padre Jesús Nazareno. Libro de Actas Hermandad de Nuestro Padre Jesús y Nuestra Señora Santa Ana (12 de Abril 1874 – 19 de Enero 1936). Oficio de la Hermandad del Santo Entierro y Soledad fechado el 19 de Marzo de 1926 y recogido en el referido Libro de Actas en sesión celebrada el 28 de Marzo. Peticiones similares se recogen en las sesiones de los días: 18 de marzo de 1923, 27 de Marzo 1927 y 19 de Marzo 1929.
4.       DIARIO "LA UNION". Sevilla 14-IV-1.925.
  1. Archivo Parroquial de Constantina. Legajo nº: 61. Inventario de la Ermita de la Concepción (1.885).
6.       Archivo Hermandad de Nuestra Señora de los Dolores de Constantina: “Reglas de la Hermandad y Orden Tercero de Siervos de María Santísima de los Dolores de Constantina”. 1776
7.       Archivo Parroquial de Constantina. Legajo Nº: 61. Inventario de la Parroquia de Santa María de la Encarnación. 1924.

Enrique Martín Ávila